“Los republicanos también compran zapatillas”

La semana pasada en los Estados Unidos de América se llevaron a cabo las lecciones nacionales para renovar al nuevo inquilino de la casa blanca, de los cuales, resultó ganador (por segunda ocasión) el controversial Donald Trump, y como en todas las elecciones salieron a relucir nombres de personas de alto perfil mediático inclinándose públicamente a favor o en contra de uno u otro candidato, perfiles mediáticos entre los cuales claro, siempre podemos encontrar grandes figuras del deporte. Ejemplos sobran pero de entre los más relevantes podemos encontrar a grandes estrellas de la NBA como Lebron James o Stephen Curry, quienes en las pasadas elecciones no dudaron en expresar públicamente su apoyo a la candidata Demócrata Kamala Harris.

No es de extrañar que atletas de alto perfil suelan emitir su opinión política o que participen activamente en campañas electorales con la intención de influir en el voto de las personas, sin embargo, ¿es correcto que estos actores del deporte intervengan para favorecer con su influencia mediática a algún candidato? Muchos podrán considerar no, que deben mantenerse al margen y dedicarse a lo suyo lo cual  es el deporte y solo eso, de este pensar es mucha gente entre los que se incluyen algunos deportistas, entre los cuales podemos encontrar Machael Jordan, el mejor basquetbolista de todos los tiempos para muchos, quien no hace pocos días salió a desmentir una publicación supuestamente de su autoría donde pedía el voto a favor del candidato Donald Trump, los comentarios no se hicieron esperar, ya que es muy conocida la que por muchos años fue la posición del ex jugador de los Bulls de Chicago con respecto a la política, neutral, solo basta recordar su famosa frase “los republicanos también compran zapatillas”.

Pero ¿de dónde surge esta frase?, era el año de 1990 y Michael Jordan, ya un icono de la cultura popular, comenzaba la mejor época de su carrera deportiva, su influencia en la sociedad era indudable, y por ese mismo año se celebraban las elecciones para renovar ambas cámaras del congreso de los Estados Unidos. En Carolina del Norte, lugar de nacimiento del mítico basquetbolista, contendían por la senaduría el afroamericano Harvey Grantt (Democrata)  y el polémico y racista Jesse Helms (Republicano), de ganar Grantt podría convertirse en el primer afroamericano en ser senador de los Estados Unidos y para muchos el único capaz de inclinar la balanza en su favor era Micheal Jordan, quien para muchos una palabra suya cambiaría las cosas en favor del candidato demócrata, Jordan se negó, su argumento según algunos fue “los republicanos también compran zapatillas”, Grantt perdió las elecciones ese año, un hecho que para muchos Jordan pudo haber hecho la diferencia.

Otro gran ejemplo de inacción política es el que nos da el Rey Pelé, que como una mancha en su carrera, fue duramente criticado por su inacción e indiferencia ante la dictadura militar que se vivió en Brasil a partir de 1964, y todas las atrocidades que perpetraron contra cualquier disidente del régimen, incluso su compañero Caju, quien junto a Pelé fue campeón en México 70’, llego a criticarlo duramente pues según él la opinión del futbolista sería suficiente para animar al país a oponerse a la dictadura, sin duda una opinión muy radical y probablemente excesiva, pero es imposible dejar de pensar que de actuar diferente, Pelé tal vez hubiera podido hacer que la historia fuera distinta.

La realidad es que toda persona es libre de opinar, pensar y seguir cualquier corriente política como les plazca, de eso se trata ser un verdadero régimen democrático, no alzar la voz  o reservarte tu opinión, claro que también son opción, pero si tenemos el poder de hacer lo correcto, como vimos, probablemente si sea un error no utilizarlo, en mi opinión que grandes figuras deportistas promuevan el voto, independientemente de su posición política, abona al aumento de la participación ciudadana que hoy en día es algo muy difícil de conseguir, y al hacer eso contribuyen inevitablemente a la construcción de una democracia más participativa y deliberativa, por lo que hay que actuar y nunca tener miedo a alzar la voz.

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