Noche de ilusión en Guadalajara

De esas veces que no entiendes lo que está pasando, ¿Cómo se pasó de dar pena ante un club casi descendido en la liga española a ganar con claridad absoluta contra una selección que llevaba años dominándonos?, ¿Será acaso que la mano de Javier Aguirre ya está dando resultado con el tri?, ¿Será que por fin tanto reclamo y decepción de la afición ya les pegó? O no podemos descartar que todo haya sido causado por alguna fuerza sobrenatural en forma de milagro haya pasado por Jalisco, el caso es que la selección mexicana ganó y ganó bien.

El seleccionado mexicano era un mar de dudas luego de un decepcionante empate ante el Valencia el pasado sábado, más de uno pensábamos que se venía hecatombe el martes que el conjunto tricolor o mediría fuerzas ante el siempre odiado equipo de las barras y las estrellas, pero ¡Oh sorpresa! El conjunto mexicano tuvo una noche de esas que ni con guion salen tan perfectas.

Para empezar la mágica noche, vimos los últimos dieciocho minutos de “el principito” Andrés Guardado portando la playera de la selección, se nos retira una leyenda de la selección y del fútbol mexicano en general y lo hizo con bombos y platillos, a lo grande, siendo aclamado de pie por todo el público que acudió para llenar el estadio de las Chivas rayadas de Guadalajara.

Unos cuantos minutos después del homenaje de Guardado, Raúl Jiménez se inventa uno de esos goles de tiro libre que van a quedar en la memoria de varios por buen rato. Ya después en el segundo tiempo, el conjunto tricolor se impuso con segundo gol de la autoría de “el chino” Huerta, para terminar imponiéndose a los Estados Unidos, con el tan popular resultado entre estos dos equipos, dos a cero.

Fue una noche de esas raras, de esas que te ilusionan, somos muchos los que criticamos el trabajo de Javier Aguirre al mando, la falta de talento en la selección y una falta de entrega de los jugadores que se venía percibiendo en ya varios partidos y competiciones, pero lo cierto es que esa noche del martes en Guadalajara, fue muy motivante, de esas veces que se puede ver al equipo mexicano jugar como siempre se le pide, con ímpetu, sin andar de ratoneros y sin miedo al rival, en pocas palabras, haciendo un buen fútbol.

Ojalá y no sea algo de una sola noche, ojalá que se le dé seriedad y continuidad a lo que sea que hayan hecho para jugar como lo hicieron, quiero pensar que no fue solo un espejismo ni una noche inspirada por la despedida de Guardado, prefiero creer que quizá entre Aguirre y Rafa Márquez ya están encontrando su once ideal y la manera de sacarle provecho. Por lo pronto Javier Aguirre y la directiva de la selección mexicana reciben un tanquesote de oxígeno en este barco que se venía hundiendo peor que el Titanic, pero aclarando que es un tanque muy bien merecido, porque hay que reconocer que la selección mexicana jugó como nunca y no perdió como siempre.

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